viernes, 17 de abril de 2009

KEN GAMES #1: Pierre

     En los próximos días tendrá lugar el doble lanzamiento del KEN GAMES (robledo+mtv) de mano de la prestigiosa Editorial DARGAUD en Francia (también para Bélgica y Canadá) y DIÁBOLO en España. Una iniciativa comercial que –más allá de si ha tenido o no precedentes- es un recurso reservado a los grandes y, precisamente por esta razón, constituye el mejor de los augurios respectos a los triunfos que tanto la obra como sus autores pueden cosechar. De hecho, algunas revistas especializadas ya lo destacan como la mayor contribución de España al cómic europeo de los últimos años. Pero más allá de ese gesto y la fortuna que parece preconizar; por encima de la fabulosa cobertura publicitaria y periodística que se está haciendo en Francia (no así por aquí, siempre a cuarenta años de nuestros bienamados vecinos en tantas cosas), lo que en realidad subyace a cualquier posibilidad de éxito es la calidad indiscutible y fuera de serie de este trabajo. He aquí una pequeña muestra de ambas observaciones:

 

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     Como ya quedó demostrado con la publicación del Monitocadáver, su primer álbum conjunto, José Manuel Robledo y Marcial Toledano componen un equipo extraordinario. Cualquiera de esos dos cráneos privilegiados por separado está repleto de talento y brillantes ideas. Juntos conforman un enorme monstruo bicéfalo de titánicas capacidad de trabajo como ya se ha dicho varias veces, y no en vano. Examinemos si no algunas de las características o atributos de esta criatura mítica y convénzanse ustedes mismos.

     Cada uno siempre le aporta al otro algo importante que, sin embargo, no necesita. Así por ejemplo, condonan elementos depurados de la «tradición» a la que cada uno de ellos pertenece (la norteamericana mtv y el manga en el caso de Robledo) y logran además un equilibrado mestizaje con las tendencias europeas. Marcial esculpe a golpe de contundentes y dinámicos trazos los argumentos cuidadosa y sólidamente construidos por José Manuel. Y el que Robledo sea, además de un estupendo narrador, un consumado dibujante, se traduce en minuciosos story boards para que las líneas y el color de Toledano desborden cada milímetro de las páginas. Cada uno visualiza como propio el imaginario del otro cuando trabajan juntos, ocasionando una simbiosis de materia y forma, de contenido y estilo que culmina en una explosión de elegante creatividad única, plasmada en este caso en el KEN GAMES.

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    Esta trilogía recibe su título del nombre que los japoneses le dan al juego de «piedra, papel o tijera» y de ahí los subtítulos que lo acompañan en la edición francesa: «pierre, feuille, ciseaux». Con esta sencilla evocación iremos viendo que el fantasma del azar sobrevuela la serie, a la par que se encarna en aspectos concretos: la incapacidad manifestada por Pierre de predecir y dominar un combate con cálculos matemáticos; el que TJ se gane la vida como jugador profesional de Póker pero a veces se le escape el factor humano aunque cuente con él; lo impredecible de la conducta humana incluso para una gran observadora de ella como una asesina a sueldo, Anne. Mientras nos damos cuenta de esas pequeñas cosas que redondean a los personajes, vemos cómo éstos han construido sus vidas con mentiras, han elaborado complicadas imágenes de sí mismos para sus amigos a un alto precio personal. Cuando uno de los demás ocupa el primer plano, los otros dos están presentes en él, ya sea por un elemento simbólico, ya porque hablen de o piensen en ellos. Se alternan el protagonismo haciendo así avanzar el relato in crescendo hasta el nudo de cada historia, de cada tomo y que coincidirá en cada caso con el núcleo íntimo de Pierre, TJ o Anne.

     Esta arquitectónica narrativa está habitada por personajes dibujados como modelos anatómicos perfectos y una expresividad tal en sus rostros que no sólo animan sino que dan vida a unas almas concebidas con palabras. La gran variedad de escenas y perspectivas en que Pierre, TJ y Anne se mueven con toda libertad, denotan claramente las largas horas de estudio y diseño que hay, en realidad, detrás de todos y cada uno de los personajes. La dinámica distribución de las viñetas a menudo funcionan tomada en conjunto como una secuencia cinematográfica. Colores y curvas que modulan la intensidad de las situaciones o destacan un elemento importante para el relato en su justo momento. Dibujos plagados de detalles que a menudo rayan en la más laboriosa filigrana y nunca pasan desapercibidos, pues redondean en el plano visual tanto personajes como escenas con un estilo impecable.

     Ahora, tras sobrevolar el contenido general de la obra y sus aspectos técnicos (tal como manda la prudencia a un crítico literario no versado, sino aficionado a la materia que comenta), quisiera hablar de ciertas cuestiones externas a la obra pero que, no obstante, creo que pueden arrojar luz sobre eOLYMPUS DIGITAL CAMERA         lla. Así pues, el lector percibirá cómo iré dejando de lado la objetividad que he intentado mantener y notará que me entrego por completo a mi muy mal disimulada admiración por estos dos buenos amigos.

     Les he visto colaborar los últimos nueve años, creciendo juntos, desarrollando así de forma exponencial sus capacidades individuales por influencia mutua a un ritmo que muy pocos podrían seguir. Han sabido explotar con brillantez sus espacios comunes de creatividad y conservar cada uno su identidad artística. Son constantes, tenaces y meticulosos: han trabajado codo con codo, día y noche, mes tras mes y año tras año. Todos sus merecidos triunfos, ya los hayan cosechado juntos o por separado, han sido conquistados a base de talento y voluntad. Y, si se me permite la excentricidad, les deseo larga y próspera vida a estos dos grandes autores tan sólo para que los demás podamos seguir disfrutando de su talento por mucho tiempo. Por último, sin ánimo de menospreciar a Marcial –nada más lejos de mi intención- quiero dedicarle a Robledo las palabras que clausuren esta reseña.

     Desde hace quince años veo a José Manuel luchar por sus sueños. En todo este tiempo le he visto disfrutar de sus éxitos, pero no regocijarse en ellos. También ha tropezado alguna vez y, además de no desfallecer jamás, siempre aprendió de sus errores porque para él el arte, su arte, es ante todo una cuestión de superación personal. Es un perfeccionista, un luchador que mide muy bien sus fuerzas, como Pierre; un jugador que sabe muy bien cómo, cuándo y cómo apostar en cada mano, como TJ; un superviviente a toda costa, sagaz y ágil con sus cualidades, como Anne. Éstas son las razones por las que le admiro tan profundamente. Las mismas por las cuales me consta que estos tres volúmenes apenas son el preludio de todo cuanto aún puede ofrecernos su genio, justo porque su carácter le impulsa siempre a ir más lejos. Pero además quiero agradecerle, desde lo más hondo de mi corazón, que me permita considerar este logro un poco mío sólo por el hecho de ser su amigo y de haber compartido con él el mismo sueño en nuestra adolescencia. Para el detalle de incluir a mi hija en la dedicatoria junto a sus sobrinas no tengo palabras aunque, como ya sabe él, sí mis más sinceras lágrimas de gratitud y afecto.